En 2010 se cortaron más de trescientos árboles que perjudicaban las estructuras y los accesos al monasterio. También se cortaron zarzas y yedras para evitar que hicieran más daño en los muros.
La deforestación costó solo 500 euros, aportados por las parroquias del Valle y gracias a la labor de la Asociación Forestal Burgos.